
Soy la cosecha invisible
de un instante de locura;
el ser indomable
que retoñó del capricho divino
de hacer mortal la esperanza;
que no quiso invertir en lo eterno
por no agobiar al deseo.
Soy el silencio,
y el oscuro luto que lo provoca;
la palabra aún anclada
a la pasión en su origen;
libre en su entrópica onda,
maldita por la honesta actitud
en no ocultar el final
de su significado.
Soy el caótico púlsar que se esconde
en el tejido de la memoria;
esa singularidad que late y respira
con el pretexto constante
de reclamar espacio
para su lánguido eco;
donde retener cada gota de esencia
de un voluble universo
que se ha desangrado,
inevitable,
sobre mi cuerpo.
Genial! Somos algo mucho más complejo que ese individuo presente en un espacio cualquiera de este mundo?
Pues si! Mucho mas que eso. Y con el tiempo moldeándonos, cambiándonos y vigilando nuestros pasos para que no podamos escaparnos de él.
Gracias por pasarte y disculpa la demora en responder.
Saluditos. 😉
Al final, somos una parte minúscula del engranaje del universo, como un fusible que, cuando se funde, se sustituye por otro y a funcionar otra vez…
Besos.
Asi es, somos demasiado pequeños para un univerdo tan grande. Por suerte dentro de ese universo hay muchísimos microuniversos donde somos mas imprescindibles de lo que podemos imaginar.
Gracias por pasarte Estrella.
Saluditos! 😉
Bello e intenso, magníficos versos!