Los nuevos sacerdotes

«- ¡Alfredo¡
– ¿Si?
– Puedes comenzar.»
Cinema Paradiso

Suena la campana
de los nuevos sacerdotes.
Trae fuego
y destrucción
con un sonido caduco;
deseos de amputar la historia
monumento a monumento:
sus partes bien escogidas
por la censura de moda.

Suena la campana
de los nuevos sacerdotes.
Son novatos espontáneos,
improvisados tenores de la verdad,
que voraces de oportunismo
amplifican la voz
para ver si su rabia hace eco
más allá de la espuma,
del gruñido.
Esos que solo conocen
las palabras para el insulto;
el sudor
-ajeno-
para la tertulia
en sus modernas capillas.
Los que visten la sotana
para lanzar piedras al arte
porque su religión lo permite;
y esparcen un subversivo sermón
que creen inmune a réplicas
y razones.

Suena la campana
de los nuevos sacerdotes.
Quieren amparar su rumor
bajo la libertad
y el derecho;
pero silencian la sensatez
en cada pedazo de vida,
y consideran obsceno un pasado
que vibre ajeno a su credo.

Suena la campana
de los nuevos sacerdotes.
¡Cerrad puertas y ventanas!
-por si acaso-

20 respuestas a «Los nuevos sacerdotes»

  1. ¡De diez! No solo me gusta ¡me encanta! 😘 ¿Hasta dónde llegaremos con el borrado «conveniente»? ¡Si eliminar fuera la solución! Creemos amnésicos en lugar de seres críticos y conscientes, borremos, borremos, borremos, que pensamos nosotros por vosotros.
    Parece que hay quien no sabe ubicar las cosas dentro de contexto y acaba mezclando churras con merinas para desgracia de unos cuantos. 😢 ¡Besitos!

    «Mientras los libros, que aleteaban como palomas, morían en el porche y el jardín de la casa».

    «Fahrenheit 451», de Ray Bradbury.

    1. Si eliminar fuera la solución nos quedariamos sin pasado, sin presente y sin futuro.
      Yo diría todo lo contrario: hay quien sabe muy bien donde ubicar las cosas para ganar un poco de protagonismo. Se aprovechan de cualquier situación y ya mezclan las churras con las merinas y se piensan que son los mejores pastores en la granja.
      Gracias gatita!
      Besitos. 😉

  2. Avisados quedamos, Little, y sabiendo que son astutos estaría bien hacerles el vacío … sigo tu consejo y cierro ya, por si acaso!
    Magníficamente bien traída la peli como fondo para advertir sobre los ‘amputadores’ de la historia aplicando la censura de moda como el clérigo que censuraba besos. Ah, y me encanta esa peli, tanto que no me importa volver a verla ni volver a usar los kleenexs 😊 El tráiler me abrió las ganas… ¿me reservas sitio en la sesión del viernes?

    1. Si, cierra, no vaya a ser que te toque una piedrita. 😉
      Cada vez que veo muestras de censura por algún sitio siempre me acuerdo de esa genial escena. Por aquí ya estamos haciendo planes para ver la peli, pero este viernes… no se! Cualquier cosa te guardo asiento.
      Saluditos… Úrsula! 😀

          1. Difíciles de evitar cuando la persona en cuestión lleva tales sonrisas en los genes (pero aún así es buena gente) … en cualquier caso, no te preocupes, despliego antenas y siempre estoy atenta 😉

  3. Cuantos besos censurados, expresiones de amor y deseo!!!. Me encanta esta película y la escena final es de las q me han sacado un par de lagrimones.
    Genial esta poesía traída para recordar una censura que – personalmente- creo q andamos más cerca de lo q parece.

    Besitos Little

    1. Naturaleza quiera que de repente todo de un giro y haga que los impulsivos se detengan y comiencen a pensar bien las cosas. No hay imposibles, solo cosas difíciles. Es así, no?! 😐
      La peli sin dudas es de mis favoritas.
      Gracias Mukali!
      Saluditos. 😉

  4. Buenísimo, Little. Qué mejor que mirar atrás para aprender y mejorar. No hay que borrar el pasado ni vivir mirando atrás, sino aprender de él para construir un futuro mejor.
    Un saludito. 😉

  5. Sacerdotes con sotana y sacerdotes sin sotana, adoradores de dioses diferentes, pero con un mismo lenguaje y la misma ira en la cartera.
    El pasado no se puede borrar ni esconder, lo que se debe hacer es analizar y razonar para aprovechar lo bueno y desechar lo malo.
    El fragmento de la película muy bueno… ¡qué tiempos aquéllos!
    Abrazos.

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